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lunes, 23 de noviembre de 2015

LAS CASAS DE D. ALONSO DE CÁRDENAS- LA PLAZA DE ABASTOS

Autor: B. Jesús Corredor Gavilán
Fuente: Revista La Ventana Cultural. Marzo de 2014.


HISTORIAS DEL ABUELO JOSÉ:
Al subir por la calle Tafur, antes de llegar al Jardincito, el abuelo José señala el edifico hoy convertido en sede de varios entes municipales y años atrás consultorio médico. En el solar de este edificio se levantaban las antiguas escuelas -comenta- unas casas que allá en los finales del siglo XVIII Don Alonso de Cárdenas Jurado, preocupado por la falta de cultura y conocimiento que presentaban los niños de la época, testamentó y dotó económicamente para que fueran escuelas gratuitas para el vecindario de Villafranca. 

Con las vicisitudes de la desamortización del siglo XIX terminarían pasando a ser propiedad municipal. Al doblar la esquina del citado edificio nos encontramos con la Plaza de Abastos. Le digo al abuelo que se rumorea que van a tirarla y construir un nuevo edificio. El abuelo se asombra y se muestra perplejo. ¿Van a tirar la Plaza? - pregunta con extrañeza - ¿Lo que quieren construir no lo pueden hacer en otro lugar? Va a ser peor que lo que hicieron con los puentes de los Julianes y de los Tres Ojos, que los han embutido y ocultado, pero al menos no los han arrasado. ¿No saben que El Mercado de Abastos se puede considerar ya un monumento del siglo XX?. Fue proyectado por el prestigioso arquitecto Joaquín González Edo, el mismo autor de las Escuelas de Niños y Niñas, esto es, la de La Soledad y la del Barrioblanco, que se encuentran ya protegidas y recogidas en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, pues son un ejemplo del estilo racionalista y de sus primeras obras realizadas en Andalucía, además pasa por ser la escuela vinculada a la modernidad más temprana de España.



El Mercado de Abastos, sigue relatando, se levanta en las edificaciones anejas, como eran las cuadras y corrales, de las antiguas casas de D. Alonso de Cárdenas. El Ayuntamiento busca dotar a Villafranca de una instalación adecuada y cómoda en el centro de la villa, con las debidas normas de salubridad e higiene, a la vez que se garantiza la venta durante todo el año. Para ello González Edo proyecta una moderna plaza de abastos siguiendo una corriente de la época inspirada en la arquitectura popular, también llamada arquitectura blanca, reflejando en su fachada así como en las letras que lo nombran influencias del Art Decó. 

La plaza de abastos tenía por entonces un presupuesto de obras de unos diez mil duros -54.000 pesetas de la época-, mientras que las escuelas eran de unos diecisiete mil duros -84.000 ptas-. Estos proyectos, junto con el de abastecimiento, conducción y distribución de agua potable en Villafranca, eran tres de las obras más importante y memorables que realiza el alcalde D. Manuel Muñoz Barrios a finales de los años veinte del siglo pasado y que supone un gran progreso cualitativo y cuantitativo en las infraestructuras públicas de la villa. 

Estos edificios son un hito desde que entran en funcionamiento - señala- pues pronto van a ser visitados por algunas personalidades de la época: gobernadores, obispos, políticos, etc. Tal es el caso del que fuera prestigioso alcalde de la ciudad de Córdoba D. José Cruz Conde, que visita en 1931, cuando era ya Gobernador Civil de Sevilla, la plaza de abastos, las escuelas y otras obras de urbanización e higiene que se estaban realizando por entonces en la villa. Siendo Cruz Conde precisamente un gran conocedor de ello, pues fue el impulsor de grandes reformas urbanísticas en la capital en su etapa de regidor. 

A la vez que funciona como mercado -continúa recordando el abuelo- también se utiliza como un lugar idóneo y muy capaz para acoger diversos actos. Como el festival benéfico que se celebra en el verano de 1933 , con la actuación de la banda municipal de Córdoba que ofrece un ameno concierto con escogidas piezas musicales del gusto del público. El fin no era otro que recaudar fondos para instalar las llamadas cantinas escolares -comedores- en las escuelas públicas de la villa para dotarlas de un funcionamiento más completo en todas sus facetas. 


Por citar un caso menos prosaico y más bien trágico -apunta- es el acaecido en el mercado debido a una riña entre dos personas. Una de ellas es un padre que venía mostrando una fuerte oposición a que su joven hija sostuviera relaciones amorosas con un con tal José. Ambos individuos coinciden en el lugar y terminan discutiendo. Durante la riña, el padre se apodera de un cuchillo que había en la mesa donde se expende la carne al público, lanzándose contra el tal José, infiriéndole varias heridas en las espaldas y en la pierna. La dramática escena acaba con el joven, herido de gravedad, conducido a casa de uno de los médicos del pueblo para practicarle las curas y el padre, detenido y llevado a la cárcel municipal. 

En fin, como dicen, no revuelvas el fuego con un cuchillo. Anécdotas habría muchas que contar - dice el abuelo- pues la plaza ha sido un lugar vivo de comercio y de encuentro entre nuestros paisanos, pero no podemos olvidar que también es una obra singular de uno de los arquitectos más importantes y vanguardistas del siglo pasado, cuyo legado debemos preservar como parte de nuestra historia. 

No deberíamos lamentarnos nunca por la pérdida de este recinto, tengamos presente que el poder más fuerte no es el que sirve para destruir si no para construir. Espero que en nuestros paseos sigamos contemplando nuestro Mercado de Abastos. Nos sentamos en uno de los bancos del Jardincito, mientras, el abuelo José parece substraerse en mil anécdotas e imágenes que entran y salen por la puerta de la "Plaza" de Abastos. 





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