El 25 de enero de 1938, en plena
guerra civil, tuvo lugar una aurora boreal que fue visible desde toda la
península. La luz predominantemente rojiza, ocasionada por el helio y el
oxígeno atmosféricos a baja altitud, presentó su máximo entre las 20 horas y
las 3 h de la madrugada del día 26.
Aurora boreal |
Los testimonios son muy
numerosos, destacando el relato de José Luis Alcofar en su libro 'La aviación
legionaria en la Guerra Española'. Según Alcofar, en Barcelona después de un
día de intenso bombardeo, la moral de la tropa se vio muy afectada por la aparición
de esas luces inusitadas. Un extraño
misticismo se apoderó de la ciudad, hablando de milagros y culminando al día
siguiente, cuando comenzó a correr el bulo de que se había llegado a un acuerdo
con el Generalísimo para que no se repitieran los bombardeos de Barcelona. El
optimismo desapareció el día 30 cuando la ciudad fue bombardeada tres
veces".
En otros lugares pensaban que la luminosidad se debía a alguna ciudad en llamas por los bombardeos, a las almas de los muertos en los bombardeos o incluso a un arma secreta del enemigo.
En otros lugares pensaban que la luminosidad se debía a alguna ciudad en llamas por los bombardeos, a las almas de los muertos en los bombardeos o incluso a un arma secreta del enemigo.
El diario ABC del día 26 informó
que en Madrid se pensó que se trataba de un incendio lejano. Como desde la
ciudad la aurora se veía hacia el noroeste, se pensó que ardían los montes del
Pardo. Pero pronto se dedujo, por la altura y gran extensión de la luz, que se
trataba de un fenómeno meteorológico.
ABC Miercoles 26 de enero de 1938. Pag 3 |
El padre Luis Rodés, por entonces
director del Observatorio del Ebro, publicó una nota explicativa en La Vanguardia
del día 27 describiendo la aurora como un “gigantesco abanico abierto hacia el
cielo… de intenso fulgor rosáceo, atravesado por multitudes de bandas de luz
más blancas y brillantes, cual si procediesen de potentes reflectores enfocados
hacia el cénit”.
La Vanguardia, jueves 27 de enero de 1938. Pag 5. |
Naturalmente, aquí, en
Villafranca también se avistó y deduzco que tuvo gran repercusión entre los vecinos
del pueblo porque a raíz de este hecho sacaron una canción en carnaval, la cual
os la dejo plasmada en un video, donde el maestro Pacheco amablemente me la
canta y con ello quede reflejado para
nuestra historia, la repercusión que
tuvo este acontecimiento en nuestra villa.
En algunos sectores católicos, la
aurora de 1938 se asoció con una profecía de la Virgen de Fátima. En el segundo
misterio, revelado por los niños que dijeron haberlo recibido de la Virgen el
13 de julio de 1917, puede leerse: 'Cuándo ustedes vean una noche iluminada por
una luz desconocida, sepan que esto es el gran signo dado a ustedes por Dios
que él está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra,
el hambre,..'. Naturalmente hubo quien vio en la aurora el gran signo que
anunció la segunda guerra mundial y por ello, esta tormenta solar se conoce a
veces como la 'tormenta de Fátima'.
Nuestra Señora de Fátima. |
Más allá de las interpretaciones
religiosas y comentarios meramente supersticiosos, la aurora de 1938 supuso un
hito peculiar en la guerra civil española. Un fugaz paréntesis que quizás
sirvió para que las gentes elevasen los ojos al cielo, fascinados unos,
asustados otros, pensando muchos que hasta los cielos se enfurecían por la
barbarie de la guerra.
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