Este es el artículo que Salmoral editó allá por el año 1986
en la revista Fuente Agria, sobre la tradición taurina en Villafranca y decía
así:
Siendo lector asiduo de esta ilustrada
revista, "Fuente Agria", y estando sin tocar en ella el tema taurino,
he pensado escribir sobre él porque todos los pueblos españoles tienen su
historia taurina y el nuestro, aunque no relevante, también. Y esto ha sido mi
pasión desde la infancia.
La historia taurina de Villafranca no es relevante ya que en
ninguna época ha habido una figura relevante en éste, nuestro querido pueblo,
pero tiene historia y yo me he propuesto hacerla conocer si Dios me da salud
para ello.
Empiezo por lo que una buena señora me contó en mi niñez,
cuando me vio torear jugando al toro con otros chiquillos en el Paseo, hoy
plaza de Andalucía, esta señora anciana era Atanasia Mármol Pérez, esposa de
Francisco Rivera Aljarilla, que vivían en aquellos entonces frente a la puerta
principal del convento, en la calle "el Horno" (oficialmente Isaac
Peral), nombre que se debe al célebre inventor del submarino de su mismo
nombre, que estuvo muchos años expuesto al público en el puerto de Cádiz y que
actualmente está en el puerto de Cartagena Murcia, en unos jardines limítrofes.
Esta señora aficionada a la fiesta nacional y su familia
vivían de la venta de pan que ella, su esposo y su hija Maria elaboraban en su
misma habita. Me refirió que todas las fiestas del pueblo se celebraban con
corridas de toros, que se desarrollaban en la hoy plaza de Andalucía, que por
entonces era terriza. Lo que más ponderame dicha señora fue el día de San
Bartolomé (24 de agosto). Había un hacendado vecino del pueblo llamado
Bartolomé que vivía en la actual plaza de Andalucía, en la casa donde hoy
habita Marcos Siles.
En vísperas del santoral del tal Bartolomé los hombres mozos
que le trabajaban en su hacienda de sol a sol le preguntaban: "mi amo! ¡don
Bartolomé! ¿Tendremos toros este año el día de San Bartolomé?". A lo que
él siempre les contestaba: i Si ustedes montáis la plaza en vuestras horas
libres! Ya sabéis que mi día es día de huelga
"pa tos", banquete "pa tos" y toros". Así que montaban
la plaza, mejor dicho, el coso, y el día de San Bartolomé se guisaban unos
grandes calderos en el paseo por generosidad de San Bartolomé y el pueblo vivía
un gran día de fiesta.
El toril era la calle "el Horno", donde, vallaban
la salida con palos y una puerta para dar salida a los astados, a los que,
después de toreados los que embestían y no toreados, los que no embestían,
dejaban salir por la calle Cantareros, y
el animal se iba solo a la Isla, que era propiedad de don Bartolomé, o a otra
hacienda suya. Esto que me contó tan amable la señora Atanasia debió de suceder
por los años 1840 y 1850, según mis cálculos.
A pesar de ser Villafranca taurina, nunca destacó como figura
ningún nativo. Me habla, la señora Atanasia de un tal Coleto que se daba buena
traza para el arte de Cuchares. Puede ser que tal apodo se debiera a que él
dijo que tenía que llevar coleta o gastar coleta porque se iba a hacer torero. Pues
antiguamente no era la coleta postiza como ahora, sino que el torero se
distinguía por su porte erguido, viril y su coleta.
Salmoral |
Contome la señora Atanasia que el señor don Bartolomé era el
más generoso de aquellos tiempos y así debió de ser, ya que dijome que todos
querían estar empleados con él. Además él costeaba todo en el pueblo el día de
su santoral. Comerían todos los aficionados que con la ilusión de ser toreros venían
a dar un capotazo. Es grato saber que en
nuestro pueblo siempre ha habido generosos.
Y si a don Bartolomé
se le trabajaba de sol a sol, era porque esos eran los usos y costumbres. Como
no es grato recordar que siempre han abundado los usureros. Que nuestra hidalguía
imperó en aquellos tiempos lo demostró don Bartolomé, sus empleados y aquel
Coleto que no consiguió ser figura como a él y a cualquiera le hubiera gustado
y poner el pabellón de Villafranca bien alto.
Permitidme un comentario que aunque no es taurino se me ha
venido a la memoria. Es curioso que debido a que los toros salían por la calle
"el Horno” existía y aun existe la superstición de que los que se casaban
y de novios para ir a la iglesia salían por esa calle, cuernos seguros. Así que los novios de esa calle, de la "Charquilla, y de la
calle Alamos tenían que salir por la calle Velazco para ir a la iglesia . Esa
superstición es para reventar de risa, ya que se va perdiendo esa necedad,
además de que ahora dicen que el que no tiene cuernos es un desgraciado.
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