Sr. Ángel Molina Morales Foto cedida por su familia |
Allá por la década de los 50
había un cartero en Villafranca venido de Villa del Rio, Ángel Molina Morales, casado con Juana
Huertas que decían que era familia de Matías Prats. Este matrimonio tenía un
hijo llamado Francisco Molina Huertas, casado con una paisana, Juana López
Copado y también dos hijas Concha y Estrella, esta última era monja y estuvo un
tiempo en el convento de nuestro pueblo.
Gracias a la colaboración de Mari
Hidalgo López, he podido conseguir unas fotos de Ángel con su señora Juana, así
como de su hija, sor Estrella, esta ingresó en la Congregación de Hijas del
Patrocinio de María el 10 de Julio de 1950. Tomó el hábito el 4 de Mayo de
1951, e hizo su Primera Profesión en el Colegio de la Piedad de Córdoba el día
7 de Mayo de 1952. Su Consagración Perpetua fue el 7 de Mayo de 1958. Tras
pasar por distintas Casas de la Congregación (El Carpio, La Rambla,
Villafranca, Priego...).
Sor María de la Estrella Molina Huertas, acompañada de su hermana Concha.Foto cedida por su familia |
Ángel tenía una gran afición a la
música, en el pueblo se le conocía por "El Maestro Pichitas" y cuando su oficio de cartero se lo permitía, se dedicaba a dar clases
de música y en algunas ocasiones salía con sus alumnos a dar alguna que otra
serenata y con su violín animaba en más de una boda o bautizo en plan familiar, sin saber Ángel
que el violín que tenía era toda una joya, un Stradivarius.
De haberlo conservado más tiempo
en la familia, hoy podrían ser millonarios, las últimas subastas han oscilado entre los 2,5 millones de
dólares y el actual
récord mundial de precio para un instrumento musical es de 15,9 millones de
dólares, alcanzado en una subasta online en junio de 2011 por
el violín Stradivarius apodado «Lady Blunt», fabricado en 1721.
Si observamos la foto del violín de Angel, que el periódico ABC inserta en el artículo, veremos la gran similitud que tiene con el subastado por más de 15 millones de dólares.
Violín <<Lady Blunt>> |
Violín de Ángel Molina |
Ángel murió el 20 de Junio de 1963 a la edad 70 años,
sin violín y sin el dinero que debería haber cobrado por su venta ya que fue
estafado por el comprador.
La noticia de este descubrimiento fortuito por otra
persona y no por él, corrió como la pólvora y pronto se hizo eco en la prensa
de varios periódicos entre ellos la Vanguardia y el ABC, artículo que relato de
este último periódico con fecha 11 de febrero de 1955:
HALLAZGO DE UN STRADIVARIUS
EN VILLAFRANCA DE CORDOBA FUE
ADQUIRIDO POR CINCO PESETAS HACE 50 AÑOS
Foto ABC |
L. Conde Ribera: A buen seguro que el famoso
inventor cremonense, Stradivarius, jamás pudo imaginarse la fama y el prestigio
que, al correr de los años y de los siglos, habían de adquirir los violines
construidos por él. El precio de un Stradivarius en la actualidad puede oscilar
entre 50.000 y 85.030 dólares. Pero lo curioso del caso es que, entre uno
auténtico y otro falsificado por unas manos expertas, no es muy fácil
distinguir cuál es el verdadero. Los técnicos se han visto y se están viendo en
verdaderos apuros, sin atreverse en muchos casos a emitir un fallo definitivo.
Recientemente se ha descubierto en Suiza un escandaloso tráfico de Stradivarius
falsificados, tal vez porque en aquel país se produce la mejor madera para
construir estos instrumentos. La Policía no descansa en sus minuciosas
investigaciones, y están adoptando idénticas medidas Inglaterra, Francia,
Bélgica, Italia, Alemania y los Estados Unidos, pues se calcula que el importe
del fraude suma muchos millones de dólares. Las ganancias obtenidas por la
venta de falsos Stradivarius eran en extremo fabulosas. Comprar un violín
corriente, pero bien construido, por unos 140 dólares, sustituir la etiqueta
del fabricante por una falsificada de Stradivarius y venderlo en 2.800, era
cosa de coser y cantar. Y al ser vendido de nuevo, la suma obtenida era de
cerca de 5.000 dólares... Y así, sucesivamente.
Y ahora, entre todo ese río
revuelto de falsificación de violines, nos llega la noticia de la existencia de un Stradivarius en
Villafranca de Córdoba. Y como las noticias de "bulto" hay que
aprovecharlas allá nos fuimos a visitar al afortunado poseedor del supuesto
Stradivarius don Ángel Molina, cartero y buen aficionado a la música desde hace
medio siglo.
Cuando llegamos a la estación de
Villafranca, es ya noche cerrada; una noche oscura, densa, apretada. Con
nosotros descienden del tren media docena más de viajeros. Y, casi sin dejarnos
respirar, nos empujan, medio a la fueran, al interior de una vieja tartana que
ha de conducirnos al pueblo, distante cerca de tres kilómetros. El vehículo se
pone en marcha, dando tumbos y traspiés, sobre la angosta carretera llena de
baches. No nos vemos ninguno de los viajeros y, a veces, uno llega a pensar si
estaremos en los tiempos de Luis Candelas y hemos sido víctimas de un atraco.
Luego nos enteramos de que la
tartana de marras perteneció "al Guerra", el famoso torero cordobés,
que fue adquirida por su actual propietario, Emilio Gallardo, a los familiares
del ídolo en 600 pesetas, hace unos dieciocho años.
El viaje cuesta tres pesetas.
Hace muy poco tiempo valía dos, pero un día llegó por allí un señor que montó
una fábrica de no sé qué y le dijo que debía de cobrar más, que era demasiado
barato. Claro que el tal fabricante viaja en coche propio...
Pronto encontramos a don Ángel
Molina. Es el cartero, el único cartero de Villafranca, y todos le conocen. No
en balde reparte él solito sus 400 cartas diarias. Desde muy niño sintió gran afición a la
música, siendo su instrumento preferido el violín, por una circunstancia casual,
como verá el lector.
Natural de Villa del Río, en
donde vivía con sus padres, acertó a pasar por allí una tribu de húngaros. Uno
de los miembros de la misma, que tocaba varios instrumentos, le vendió un violín
a un vecino de la localidad, llamado Antonio Pastilla, por el que tan sólo le pidió
una peseta, y el comprador, pareciéndole muy barato, le dio cinco.
El señor Pastilla, a su vez, se
lo vendió al padre del señor Molina en 20 pesetas. Hace de esto cincuenta años.
Don Ángel Molina, que acaba de cumplir los sesenta y cuatro, vive con su mujer
y sus dos hijos en una casita de su propiedad. Y, además de cartero, como buen
aficionado a la música, actúa como violinista en determinados festivales tan
sólo, bodas, bautizos, casi de una manera familiar.
Y un buen día,
en una fiesta de sociedad, alguien, entendido en la materia, toma su violín en
las manos, le da vueltas y más vueltas, lo examina detenidamente con una
curiosidad extraña y, abriendo unos ojos
de a palmo, le advierte, lleno de asombro: ¡¡Pero si esto es un Stradivarius!!.
Don Ángel quedó de una pieza y la
noticia corrió por el lugar con la velocidad del rayo:
-¡El violín del cartero es un
Stradivarius, y dicen que vale una fortuna... Cuando le hicimos saber el motivo
de nuestra visita, sonrió, complacido, mostrándonos el violín, que examinamos
con atención. Efectivamente, el nombre de
Stradivarius aparece en su interior, como un enigma. ¿Auténtico? ¿Falsificado?
Eso, lo dirán los técnicos.
-No creo que sea falsificado —nos
dice-. Este violín fue adquirido hace cincuenta años, y entonces las
falsificaciones no...
- Y después de cincuenta años en
poder de usted, ¿no se dio cuenta hasta ahora de que era un Stradivarius?
- En realidad no se me ocurrió ni
siquiera el pensar que pudiera ser obra del famoso constructor cremonense.
-Entonces, usted cree que...
-Que es auténtico.
- ¿Ha pensado ya en alguna cifra
para su venta?
-Pues, que se yo... De momento... No sé, no
se...
- Y ofertas, ¿ha tenido alguna?
-Tenga en cuenta que el "escándalo “acaba
de producirse. Y por otro lado, este pueblo está bastante apartado de las
comunicaciones y que la noticia está casi inédita. Sin embargo, ya me
ofrecieron quince mil pesetas.
- Y no se decidió,
naturalmente... - Por Dios, señor periodista, ¡un Stradivarius por quince mil
pesetas!...
- Pues, buena suerte y al toro.
Interesado por el destino del
"violín del cartero" me he puesto en contacto con su familia que me
ha informado como el referido instrumento musical fue vendido a un forastero,
por un buen precio, sin embargo, el comprador se comprometió a pagarlo a plazos
de los cuales solo abonó los primeros con lo cual nuestro personaje fue
estafado quedándose sin violín y sin dinero.
Srª. Juana Huertas con su esposo el Sr. Angel Molina. Foto cedida por su familia |
Sr. Francisco Molina Huertas. Foto cedida por su familia |
Los hermanos Francisco, Concha y Estrella. Foto cedida por su familia |
ABC SEVILLA 11/02/1955 PAGINA 11 |
ABC MADRID 12/11/1954 PAGINA 41 |
LA VANGUARDIA ESPAÑOLA 12/11/1954 |
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