Hay un dicho que dice “Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”. Todos conocemos al poeta Cristóbal Vega, que a pesar de no haber nacido en Villafranca, lo consideramos como tal, por estar casado con una villafranqueña, también escritora, Antonia Burgos Béjar, gran desconocida por muchos.
Doña Antonia Burgos Bejar, escritora y poeta. |
Antonia nace un 15 de Diciembre de 1928, en una casa de la Plaza de Andalucía. Sus padres, Antonio Burgos Aljama, “El Cabo Palizas”, era zapatero y maestro de bandurria; su madre Francisca Béjar Méndez, “La Zapatera”, la cual leía muy bien y muchos le llevaban las cartas que recibían de sus familiares para que se las leyera y a la vez le escribiese sus cartas.
Tuvo tres hermanos los cuales murieron debido a las enfermedades contraídas por la propia penuria que corría en esos tiempos. Cuando estalla la guerra, tuvieron que dejar el pueblo y recorren gran parte de España, terminando refugiados en Villanueva.
De vuelta al pueblo, se encuentran su casa destrozada y al poco tiempo encarcelan a su madre, al parecer por leer periódicos. Subsisten de trabajar una pequeña parcela que Frasquita,“La Zapatera”, hereda de su abuela, y el padre continúa con su oficio de zapatero.
Antonia no pensaba en escribir, pero en su mente editaba sus novelas y luego se las contaba a su madre, “Mamá, quieres que te cuente una película, que vi en Algeciras” y se la relataba entera, “Hija mía, que bonita”, decía su madre, “Quieres que te cuente otra”, como le relataba tantas, su madre le decía que no era posible que hubiera visto tantas películas. Antonia confiesa a su madre que todas eran invención suya, su madre la convence para que las escriba y ella con muchas faltas de ortografía comenzó a plasmarlas en papel. Ya tendría unos 20 años.
Como tenía que ayudar en los quehaceres de la casa, Antonia escribía levantándose de madrugada, a la luz de una vela. Esta afición suya llega a oídos de un corresponsal del periódico ABC, el cual se desplaza a Villafranca, alojándose en casa de Pepe Díaz para hacerle una entrevista, el periódico edita una pequeña nota narrando el caso de Antonia, una escritora campesina.
Periodico ABC |
Sería cosa del destino que Cristóbal Vega, preso en la cárcel del Puerto de Santa María, recibiera un paquete de su familia envuelto en papel de periódico, lo ojea y lee el pequeño artículo dedicado a Antonia.
Este se pone en contacto con el Ayuntamiento de Villafranca a través de un familiar para ofrecerse a enseñar a Antonia gramática y ortografía, el Ayuntamiento le facilita la dirección, contacta con Antonia y esta acepta el ofrecimiento. Por otro lado recibe una oferta de familias con posibles para costearle estudios en Madrid y en Canarias, las cuales no aceptó porque su madre le decía: ¡¡Pero hija, te vas a ir!! ¡¡Te vas a ir!!, así que no marchó nunca.
Comienza entonces un ir y venir de cartas entre Antonia y Cristóbal, que con el paso de los años empezó a surgir el amor a distancia, así estuvieron diez años amándose sin conocerse físicamente.
Cristóbal le mandaba fotos suyas, pero casualidad que todas eran de medio cuerpo y empezaron a decirle que si su novio sería un inválido y por eso no quería mostrar su cuerpo entero. Ella le prometió mandarle una foto suya pero tenía que esperar a que fuese a Córdoba porque aquí no había fotógrafo. Fue por este hecho que Cristóbal le propone a que haga fotografía por correspondencia, cosa que hizo y con buenas notas.
Seguro que muchos de nosotros tenemos fotos de Antonia, si no nuestras de nuestros padres en la calle Ramón y Cajal, “calle Jerez”: “Foto Burgos”.
Era 21 de diciembre de 1963, estaba Antonia barriendo la puerta y escuchando el sorteo de Navidad, cuando se presenta el cartero para dejarle un telegrama, anunciándole la puesta en libertad de Cristóbal, decía “Estoy en casa, abrazos, Vega”, Antonia empezó a exclamar repetidamente ¡¡Bendito sea el Señor!!¡¡Bendito sea el Señor!!
Doña Antonia con su esposo D. Cristobal Vega |
El 29 de Abril de 1964 se casan en la ermita de la Virgen de los Remedios; a los pocos años marchan a la población de Niebla (Huelva) por motivos laborales de Cristóbal, porque la escritura no dejaba para comer.
Doy las gracias a su hija Ana Vega, que amablemente ha querido narrar la vida de sus padres y resaltar cómo un pequeño artículo en un periódico dio lugar a una bella historia de amor.
Antonia fallece el día 21 de Enero de 1997, a los 68 años de edad, sus restos descansan junto a los de su amado Cristóbal, en su villa natal. Antonia, tú también te mereces el nombre de una calle para reconocimiento de todos tus paisanos.
Como final os cito algunas obras de Antonia Burgos Béjar:
“Los refugiados”(inédita): Narra los recuerdos de la guerra, cuando vivía en casa de sus abuelos a la edad de 7 años; “Loto y yo” novela de amor;”Ébano y gasa” en contra del racismo; en el año 1984, La Caixa de Cataluña realiza una edición de esta novela para regalarla el día de San Jordi;”Como la misma tierra”; “Mi taxista particular”; “Azote de forajidos” una novela del Oeste, ésta la firma con un seudónimo, “AnthonyBurguer”.
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