miércoles, 10 de febrero de 2016

EL SUEÑO Y LA ILUSIÓN DE UN VECINO.


Quiero que todos los componentes de este grupo conozcan la ilusión de un Villafranqueño, ilusión que tiene ya hace años y como dice él no le gustaría morir sin ver pintados los parches enlucidos que tiene la torre del reloj, con forma rectangular sobre sus laterales, porque así es como debería haber estado desde que los hicieron, esto le daría más realce y esplendor a la torre.

En mi conversación con Martín, me dice que le ha dicho al alcalde que si se lo autoriza, está dispuesto a costear él mismo, este pequeño proyecto. En sus palabras he podido constatar el gran énfasis que pone en su relato, con lo que os puedo confirmar la gran importancia que para él tiene este proyecto y creo que para el Ayuntamiento en lo económico no suponga nada y haga realidad la ilusión de este vecino y puede que aunque la inmensa mayoría no hayamos reparado en ello, quizás también nos gustaría ver la torre con estos detalles pintados.


Señor Martín Martínez Sosa


Por lo que os propongo hagamos como una votación, los que estén de acuerdo, que pongan un “me gusta”, contabiliza como un “Si”, y los que no, pueden poner, ya que no hay otra opción, “me entristece” o “me enoja”, contabiliza como un “No”.
Con esta votación, a nuestros regidores les puede servir para tomar una decisión, aunque creo que no es una obra tan grande como para negarle este sueño a Martín. Inserto dos fotos de la torre, una tal como está, sin pintar y otra recreándola virtualmente pintada. Por último os dejo la carta escrita por Martín, donde relata su sueño:

Un sueño cumplido:

La otra mañana, como todas ellas y así lo repito desde hace años, salí de mi casa a primera hora, después de tomar el desayuno, giré a la derecha y bordeé la fuente de los "Dos Caños"; me entusiasma tanto su agua, su fluir silencioso, su ubicación y así un montón de adjetivos que podría añadirle. Encaucé por la calle Tafur y a paso lento, constante y rotundo, la anduve toda. Llegué al nuevo jardincito, al nuevo edificio que en la Plaza de Apolinar Rodríguez han construido y crucé a mi cita matutina: la compra del periódico. Al entrar me dijo Manolo, con su habitual soma: Martín, estarás contento, te saliste con la tuya... por fin te han hecho caso.

 Quedé un poco aturdido, no sabía lo que me decía, lo que con esas palabras de entusiasmo me transmitía, pero su tono era agradable. Manolo qué me dices... Pues qué te voy a decir, que por fin han pintado la torre del reloj y llevabas razón: ha quedado mejor, mucho más hermosa y estética, más blanca, más andaluza. Abrí la puerta de la librería con prisa y efectivamente allí estaba la torre del reloj de mi pueblo como a mí me gustaba como debió estar desde hace ya tiempo. 


Así la sueña Martín

Me felicitaron los amigos que al pasar a mi lado y sabiendo mi antigua reivindicación, se congratulaban de mi logro y sobre todo de que la torre lucía más bonita, más coqueta y femenina, pues en su construcción ya se contempló que quedara como hoy luce y hasta ahora nadie la remató. 

Mientras la observábamos un grupo de vecinos y yo, tocaron las diez de la mañana. Jamás había sonado así esa campana, jamás transmitió esa alegría y con esa frescura. ¡Qué bella y coqueta! Mientras permanecía inmóvil y no saliendo del asombro y de constatar el sueño realizado, pues mi súplica se la había referido a los dos últimos alcaldes que por el consistorio municipal villafranqueño habían pasado, caí en la cuenta de que Paco Palomares, el actual alcalde, sí la pintaría pues él ha sido el único que ha nacido, vivido y crecido debajo de ella, en la casa de enfrente y que éste sí entendía mi petición. Una cálida alegría invadía mi cuerpo. 

Al poco de estar observando con la boca abierta, un molesto ruido me sacó de mi bella imagen. Sonaba mi despertador y mi sueño se desvaneció y se esfumó en la nada. Frente a mis ojos la ventana que da al patio. Era mi habitación, mi lámpara... Todo había sido un sueño. De todas maneras cuando fui a por el periódico, como todos los días, miré de soslayo. Hoy, para mí, era un día especial, pero la torre seguía sin pintar. Me dije: se lo diré a Paco Palomares, debe de entenderlo, vamos digo yo, él ha sido su vecino y como buen vecino, y además alcalde, ya se sabe. 
Martín Martínez Sosa 24/11/2015





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