miércoles, 17 de febrero de 2016

RECUERDOS DE MIS RAICES.AÑO 2010. Nº VIII FAMILIA GÓMEZ TORRES.

FAMILIA GÓMEZ TORRES
"Siento que tengo dos banderas" 
Remedios Torres López (De la familia de los Beatos) 
Antonio Gómez López (De la familia de los Mineros) 


En el año 1957 nos vinimos a Cataluña. Llegamos a la colonia textil el 13 de junio. Mi padre decidió venir hacia Cataluña recomendado por un amigo que ya había venido hacía 10 años. Las posibilidades de trabajo eran pocas en el pueblo para poder mantenernos a todos, ya que éramos diez hermanos. Tal como llegamos, nos instalamos a vivir en una colonia textil, el Galobart, propiedad de una familia de la pequeña burguesía catalana del mismo nombre.









En aquella época, eran muchas las empresas textiles instaladas a lado de los ríos catalanes. En estos lugares, junto a las fábricas, se crearon pequeños pueblos llamados colonias, donde vivían los trabajadores. Allí había todos los servicios que podía necesitar una familia, escuela, colmado, médico, barbería, iglesia, etc. Al llegar nos cedieron un piso con dos habitaciones que era el único que quedaba libre, y como éramos muchos de familia, mis padres se quedaron con los más pequeños, y los más grandes nos alojamos en unos dormitorios que había encima de los comedores comunitarios, que estaban destinados a los trabajadores que venían del pueblo de Navarcles. 


Al día siguiente de nuestra llegada, ya empezamos a trabajar. Mis hermanos menores de 14 años empezaron a ir a la escuela de la colonia, y el resto a trabajar en la fábrica textil. Al cabo de un año se nos dio un piso más grande, de cuatro habitaciones, y pudimos estar todos juntos. 

En la colonia vivían gente venidas de diferentes lugares de España, pero principalmente de Andalucía: Jaén, Córdoba, Almería y algunos de Sevilla, pero pocos. El pueblo al que pertenece la colonia es Navarcles, que se encuentra a 2 Km. Al pueblo nos desplazábamos el domingo a bailar, al cine o a pasear. 

Trabajábamos seis días a la semana, de lunes a sábado, ocho horas; también podíamos hacer alguna hora extra. Con las horas extras aprovechaba para ahorrar, ya que todo el sueldo de la semana se lo dábamos a nuestros padres. Cobrábamos cada semana, 24 pesetas. Como era una industria textil en la paga extra del 18 de julio se nos daba también a cada trabajador 10 metros de ropa. 

En agosto nos daban un mes de vacaciones pagadas y aprovechaba para ir a Villafranca, donde se habían quedado dos hermanas mías casadas y donde estaba mi novio. Cuando volvía de las vacaciones volvía triste, pensaba en poder volver un día a vivir allí.

Con mi novio pensábamos que una vez casados volvería a ir a vivir a Villafranca, donde él se había quedado. Él, en el pueblo tenía un buen trabajo, pues trabajaba con tractores y cosechadoras en Casa Blanca. En una visita que me hizo, durante el verano, fue cuando decidió quedarse en Cataluña durante un año antes de casarnos. Una vez casados, en 1962, nos replanteamos nuestro futuro y definitivamente decidimos quedarnos en Cataluña. Las condiciones laborales y los sueldos eran mucho mejores, pero también se trabajaba mucho, era otro ritmo muy diferente. 

Al principio de estar casados, durante cinco años, vivimos con mis padres hasta que nos dieron un piso en la colonia. Mi marido Antonio, trabajaba fuera de la colonia, tenía un buen trabajo. Él se colocó en la construcción, era conductor de máquinas excavadoras y tenía un buen sueldo que nos permitió hacer unos buenos ahorros. Durante esta época, ya nos compramos nuestro primer coche, un seiscientos descapotable de segunda mano. Al año siguiente tuvimos nuestra primera hija, Manuela y cinco años más tarde la segunda, Maricel. 

A los 13 años, pudimos comprarnos una casa propia en el pueblo de Navarcles y ya abandonamos la colonia. Durante todos los veranos, en el mes de agosto empezaba el peregrinaje hacia Villafranca. Con el coche cargado a tope, unos viajes de 15 horas o más de conducción. Mis hijas fueron creciendo aquí, compartiendo la cultura andaluza por nuestras raíces y la catalana del lugar donde han nacido, tienen sus raíces y amistades, en definitiva su cultura.

Actualmente tenemos 4 nietos, y las dos culturas conviven sin ningún problema, mis nietos tienen como lengua materna el catalán, pero hablan y entienden perfectamente el andaluz, que es la lengua que utilizan con nosotros. Me jubilé a los 54 años, en la misma empresa en la que empecé a trabajar, debido a una reestructuración de personal. Actualmente, seguimos viviendo en Navarcles, pero pasamos algunos meses en Villafranca, nuestro pueblo, que nos trae recuerdos de la infancia y tenemos buenos amigos. Aprovechamos cuando vamos para ayudar un poco a mi hermana a coger la aceituna, lo cual parecerá mentira, pero nos trae buenos recuerdos de juventud y disfrutamos mucho.

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