miércoles, 2 de diciembre de 2015

PEDRO GARFIAS ZURITA. POETA DE ROJA VOZ

Gracias a nuestro paisano, Tomás Moreno Jurado, he conocido a este poeta, después de ver el magnífico video que Tomás hizo y que tiene en youtube, donde se puede apreciar los vestigios de las trincheras que aún quedan en nuestra sierra y el canto que hace este poeta sobre los milicianos de Villafranca, entre ellos, el capitán Paco Dios. 

La voz de Pedro Garfias es una de las más originales e importantes que ofrece la poesía española contemporánea. Pedro Garfias no era otra cosa que poeta; pobre equipaje para desenvolverse en un mundo metalizado, donde la ambición, la codicia, el "rastreo" tras las prebendas ha sido y es como una norma para vivir, o quizás, para malvivir. A Garfias, nadie, jamás, pudo comprarle la palabra. Como nos dijo el poeta: "El iba solo, tambaleándose. Borracho de amor, borracho de hambre, borracho de alcohol, quién sabe". Murió en el exilio, en la pobreza, a golpes con el hambre, buscando en el alcohol la única compensación a su desventura.

Sr. Pedro Garfias Zurita




Biografía

Pedro Garfias, nació el 27 de mayo de 1901 en Salamanca, de padre onubense y madre sevillana. En 1910 se establece con su familia en Osuna (Sevilla). Garfias era un niño imaginativo, ausente y contemplativo. Estudió bachillerato en el Instituto Aguilar y Eslava de Cabra, donde toma contacto con el círculo literario egabrense (Tomás Luque, Juan Soca, Manuel Roldán, Juan Mora...).

En 1918 Pedro Garfias comienza estudios de Derecho en Sevilla, viaja a Madrid dispuesto a continuar los estudios de Derecho que no terminó nunca y se empieza a relacionar en los ambientes literarios de la época. Ramón Gómez de la Serna y el chileno Vicente Huidobro que llegaba de París con su propuesta creacionista atraen la atención de los jóvenes literatos, y con Cansinos-Assens y Guillermo de Torre escribe un manifiesto vanguardista llamado Ultra. Desde esa fecha hasta 1921, formó parte del movimiento poético vanguardista más importante de este siglo, el ultraísmo.

En 1922 funda con los hermanos Ribas Panedas la revista Horizonte en la que colaboraron Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Lorca, Guillén y Alberti. Garfias, aunque afecto al ultraísmo no fue un ultraísta a fondo. Su primer libro El ala del sur (1926), evidencia otra tendencia más asumida como la modernista y sus publicaciones sueltas en las revistas Grecia y Cervantes revelan la influencia directa de Juan Ramón y Machado.



Desde 1923 a 1930, vive en distintos pueblos andaluces, Écija, Osuna, Cabra y La Carolina. En 1930 vuelve a instalarse en Madrid, donde es nombrado agregado a la secretaría de la Dirección General de Obras Hidráulicas. Se casa con Margarita, joven andaluza, rubia y bellísima, hija de un acaudalado propietario andaluz, que se unió a él sin importarle la suerte que iba a correr junto a su enamorado poeta.

Recién proclamada la II República ingresa en el Partido Comunista. Colabora en la revista Octubre que fundara Alberti y empieza a desarrollar una intensa actividad político-literaria en El Mono azul y Hora de España.


Cuando estalla la Guerra Civil es nombrado comisario político de Pozoblanco (Córdoba). Igualmente obtuvo el grado de capitán del ejército republicano, al frente de unidades de milicias, sobre todo en los frentes andaluces, llegando a ser Comisario de Cultura del Batallón Villafranca.


En 1937, cuando estaba en Madrid, recibió la noticia de su destitución; en ese mismo año es destinado al Subcomisariado de Propaganda del Comisariado General de Guerra en Valencia. 1938 es el año en que se le concede el Premio Nacional de Literatura. En ese año se publica su tercer libro Héroes del sur, inspirado por su experiencia bélica. Los dos últimos años de la guerra los pasó Garfias entre Valencia y Barcelona. Durante el periodo bélico publica en el periódico Frente Rojo y en la revista Hora de España. Figuró entre los fundadores de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura.


Marchó al exilio en 1939 como tantos escritores españoles, cruzando la frontera el 12 de febrero, siendo internado con otros compañeros del llamado Batallón del Talento en el campo de concentración de San Ciprián, donde fue rescatado en pocos semanas por el noble Lorg Faridon, por mediación del Comité Inglés de Ayuda a la España Leal, el cual lo acogió en el pueblecito inglés de Eaton Hastings del condado de Berks, allí creó los poemas que constituirán su primer libro del exilio. Primavera en Eaton Hasting que lleva como subtítulo, entre paréntesis, la siguiente aclaración: Poema bucólico con intermedios de llanto. Convivió en este lugar con Fermín Vergés, el periodista Ontañón, el músico Lázaro y el poeta Perramón. Frente a la añoranza de su querida esposa comienza su trayectoria imparable hacia la bebida.

Su esposa Margarita le envía dinero para que vuelva a Francia, mientras ella arregla la documentación para embarcar juntos el 3 de junio de 1939 desde el puerto francés de La Havre rumbo a México en el barco Sinaica con otros 8.000 españoles. Entre el pasaje se encuentra su antiguo amigo Juan Rejano que tomará contacto para futuras aventuras literarias. Después en el país azteca escribió el hermoso poema Entre España y México. 

De1941 son sus libros Primavera en Eaton Hastings y De soledad y otros poemas. Viejos y nuevos poemas son de 1948. Río de aguas amargas en 1953 cierra el ciclo creador, a partir de éste la poesía de Pedro Garfias guarda silencio.

Desde 1943 a 1948 tiene una intensa actividad cultural como Secretario del Director del Departamento de Acción Social Universitaria de la Universidad de Monterrey, en Nuevo León, pero debido a sus continuas ausencias y viajes, la Universidad decide darle de baja en el puesto cultural que ostenta. Desde ese momento Pedro Garfias inicia su vida errabunda por todas las ciudades de México. Se sobreponía a su necesidad de alcohol bebiendo más alcohol. Vivía y bebía de sus recitales y conferencias. Sorprendía a todos los auditorios por tan prodigiosa memoria, su forma de recitar, que calaba hasta los huesos, y su bohemia pobreza.



Su nostalgia y la imposibilidad de volver a España le acaba de hundir en el alcohol de modo irremisible. Enfermo, muere en la más absoluta indigencia en Monterrey el 9 de agosto de 1967 a causa de una cirrosis hepática.

Los mexicanos tuvieron un buen recuerdo de Pedro Garfias levantándole una estatua en la plaza Sevilla de la ciudad de Guadalajara.



Así exponía su doloroso exilio:

"España que perdimos no nos pierdas; 
guárdanos en tu frente derrumbada, 
conserva a tu costado el hueco vivo 
de nuestra ausencia amarga.
Así exponía su utopía:
Libertad para el preso, 
justicia para el pobre, 
respeto para el loco, 
para el gobernador honrado, ínsulas, 
y palabras de miel y aro de sol 
para la dulce, dulce Dulcinea."







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