Este bar, está
ubicado en el edificio que fue el antiguo Pósito del pueblo, es por lo que le
he pedido a Cati y Antonio Aparicio, me cuenten como fueron los comienzos y
el origen del bar. Así que ya lo sabes, esos preciosos arcos que tú admiras, mientras saboreas un
rico bacalao, tienen nada más y nada menos que cuatro siglos.
Aspecto que presenta en la acualidad el bar Pepe Díaz |
Fachada actual bar Pepe Díaz |
Como el relato
de Antonio es un poco largo ya que comienza hablando del Pósito y donde se hace
alusión en su escrito al escudo de piedra que había en la fachada y a un arca
de tres llaves. De todas estas cosas y de algunas anécdotas sobre las mismas,
las narraremos en una próxima edición.
Os dejo algunas fotos donde se puede apreciar las distintas transformaciones que ha ido teniendo y una foto del escrito encontrado durante la última reforma.
Fachada antigua donde se aprecia la puerta que había de acceso a la tienda. |
Así era, anterior a la última reforma |
Otra panorámica de la barra del bar. |
Y esto es lo
que nos cuenta Antonio:
En los primeros años del siglo XX, el ayuntamiento de
Villafranca decide vender las dependencias en que se hallaba el antiguo pósito,
debido a su baja en la actividad para la que fue creado.
Por entonces, se hallaba trabajando de maestro de la
villa. Antonio Torres, en el que
recayó la citada venta. Al no tener descendencia, por encontrarse soltero,
Antonio deja la casa a su hermana Antonia
Torres, casada con José Gómez y
padres de dos hijos, Antonia y José.
Casáronse los hijos del citado matrimonio, José Gómez Jurado con Manuela Pino y
Antonia Gómez Torres con Diego Torres Torrero.
Hallábase por entonces este país sumergido en el
abismo que azotó Europa en los primeros lustros de este siglo pasado, por el
cual todo el mundo se empeñaba en imponer sus ideas por la fuerza´, al vecino,
al amigo, o al hermano´, provocando un reguero de dolor, desarraigo y muerte, a
la que esta familia como casi todas las de España no pudo sustraerse.
Pasado este terrible episodio, los dueños de la casa,
que en ese momento lo regentaba Diego
Torres, deciden arrendárselo a Pepe
Díaz, corría el año mil novecientos cuarenta y nueve, año en el que la
familia Díaz funda el bar Pepe Díaz, como aún se le conoce y que en la
actualidad regenta su hija Catalina.
Pepe Díaz sujeta a su hijo Antonio, observado por su tía Ana y su abuela Catalina Jesús. |
Catalina, Cati, Carmen, Loli y Paqui Castilla. |
El "Bombi", Pepe Díaz, Juanito y Catalina Jesús. |
Poco después le añade al negocio de bebidas una
pensión que ubican en la planta alta, la cual estuvo funcionando hasta las
postrimerías de los años sesenta. Unos años después la familia Díaz Pérez compra el edificio del
antiguo pósito y tras varias reformas, la última de ellas al principio de los
ochenta, el edificio recobra su aspecto primigenio con arcos de ladrillo visto
y el artesonado de madera que sostiene la planta superior en la que ahora se
ubica la vivienda de la familia.
Niña en la puerta del bar, viendo pasar a los romeros camino de la Huertezuela. Año 1950 aproximadamente. |
Protagonizó otro episodio en esta casa, siendo ya,
maestro de la villa, cargo que ejerció, desde el fin de la contienda nacional,
hasta su jubilación a principios de los sesenta. El hecho ocurrió, al descubrir
una tablilla empotrada en una viga del pósito, en la que se explicaba la fecha,
y el nombre del que mandó comenzar las obras de dicho almacén, entregándosela a
Don Joaquín Ruiberriz, boticario, y cronista de la villa por entonces.
Foto de la leyenda aparecida en la reforma del bar. |
Esta decía: “D.
Bernardino. Esta obra mando hacer el licenciado Enríquez de la Cueva, siendo
corregidor desde el 23-X-1593 al 31-XII-1596”.
Autor: Antonio
Aparicio.
Recuerdo haber parado en la fonda cada vez que venía de visita al pueblo con mis padres, y en el año 70 o 71 vinimos a pasar la Semana Santa, pillé una infección tremenda a la garganta y Cati me llevaba los gatitos chicos para animarme. Pasamos en la fonda todas las vacaciones, mis padres jugando al parchís y yo con fiebres de 40 e inyecciones diarias... Aun así, recuerdo con muchísimo cariño aquellos días.
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