Hoy celebramos el día de la Purísima Concepción y como bien dice el
título de este artículo, es la Patrona de todos los villafranqueños, en una de
las fotos veréis la fachada de lo que hoy es el bar de Pepe Díaz, donde se puede apreciar la hornacina donde había un
lienzo con la imagen de la Inmaculada y en conversación con Cati Díaz me ha dicho que es su
intención encargar la reproducción de otro lienzo o imagen para colocarla de
nuevo.
La Inmaculada Concepción |
Y para que sepamos algo de la
historia de esta advocación, he cogido unos datos de un artículo publicado por Luis Segado:
Sin duda, la iniciación del culto
a la Purísima en Villafranca se debe a los frailes del cercano convento de San
Francisco del Monte, perteneciente a la orden franciscana, gran difusora de
este misterio. En los últimos lustros del siglo XVI la devoción a esta advocación
mariana está consolidada en nuestro pueblo donde en esa fecha existe una
cofradía dedicada a la Limpia Concepción de Nuestra Señora.
Lo mismo que en otros lugares, en
1617 los villafranqueños celebran con grandes muestras de alegría la Bula de
Paulo V dando luz verde a los seguidores de la Purísima. El 17 de diciembre el
concejo acuerda celebrar una serie de actos, el tercer día de Pascua de
Navidad, para festejar la promulgación del documento papal. Además de una
solemne función religiosa con procesión, hubo manifestaciones festivas en las
que no podían faltar las vistosas mascaradas, las chirimías y como colofón los
toros de cuerda.
El fervor de los viilafranqueños
hacia la Inmaculada alcanza sus cotas más altas a mediado del siglo XVII con
motivo del brote pestilente que amenazaba la población y del que venía
previniéndose desde 1645. Las estrictas medidas sanitarias y las rogativas a
San Sebastián, protector del vecindario, no impidieron que en 1650 la mortífera
enfermedad atacará duramente a la villa, que vio disminuidos sensiblemente sus
habitantes.
La Virgen de los Remedios en el centro con motivo de sus fiestas, acompañada de la Inmaculada y el Resucitado |
Cuando habían agotado todos los
recursos impetraron el favor divino procesionando la imagen de Jesús Nazareno y
el pueblo recobró la salud:
“...porque
siendo munchos difuntos y sus
muertes muy repentinas, sacando un día del
dicho
año los vecinos a Jesús de Nazareno de su casa
y
ermita
de señora Santa Ana en prozesión, con toda
devoción y rendimiento, desde el mesmo día no
murió ninguno y zesó el dicho contagio".
Como acción de gracias por este
hecho, tenido por los que lo vivieron como milagroso, el concejo recogiendo el
sentir popular otorgó una escritura pública, el 27 de diciembre de 1651, ante
el escribano don Luis de Herrera Crespo, por la que dotaron de una fiesta anual
a la Inmaculada a la vez que la nombraban Patrona de la villa.
El concejo no ha olvidado nunca
el patronazgo de la 'Purísima sobre la villa, prueba de ello es el cuadro que
desde 1671 hasta los años centrales de 1930 había colocado en la puerta del
pósito. Asimismo, en la reunión del cabildo de 8 de marzo de 1726 acuerdan
adquirir dos láminas con las efigies de la Inmaculada y de San José, para que
como patronos, presidieran la sala capitular y unos años más tarde compran una
talla de la Concepción para procesionarla en su fiesta.
En 1885 con motivo de haberse
librado el pueblo de la epidemia de cólera morbo asiático se costeó, por suscripción
popular, una solemne función religiosa, al final de la cual se entonó un `Te Deum".
También se programaron una serie de actos festivos para mostrar la alegría del
vecindario.
Ya en la pasada centuria
resaltamos que una de las primeras imágenes que trajeron a Villafranca, después
de la Guerra Civil, fue la Purísima de Martínez Cerrillo y en 1954 con motivo
del centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, costeó
el municipio la talla de la Purísima, de la escuela granadina, que actualmente
se encuentra en el presbiterio.
Termino este artículo destacando
que a lo largo de los siglos los villafranqueños han tenido especial devoción por
la Virgen a la que han acudido bajo las advocaciones de la Inmaculada o de los
Remedios, la primera como patrona y la segunda como protectora del vecindario.
Ambos títulos tienen significados similares, pues según el diccionario de la
Real Academia patrona es la protectora escogida por un pueblo o congregación,
ya sea un santo, ya la Virgen en alguna de sus advocaciones y protectora es la
que protege o la que por oficio cuida de los derechos o intereses de una
comunidad.
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